VLADI, ESTA VA POR TI.
Llevo tiempo queriendo escribir unas palabras que sean algo así como un epílogo a esta temporada 2022, pero por diferentes circunstancias no lo he podido hacer hasta ahora.
Voy a hablar de emociones, y espero expresarme de forma adecuada, aunque escribo esto de guardia, y puede que interrupciones varias lo dificulten.
Estaremos de acuerdo todos los BAMMERS en que este ha sido un año muy especial para cada uno de nosotros por muchas y muy diversas razones.
Todos hemos vuelto a hacer lo que más nos gusta como futbolistas amateurs que somos, practicar nuestro deporte, tras unos años de incertidumbre, que además de habernos podido afectar en el plano personal o familiar, y puede que en forma de experiencias muy desagradables para muchos, en lo que atañe a la familia “BAMMER”, ha sido un periplo de sufrimiento por saber si esto volvería, por fin, a ser lo que ha sido este año.
Recordaba con Nico y otros veteranos en la Eurocopa Master de mayo, que durante la pandemia algunos habíamos tenido unos sueños extraños, yo por ejemplo soñaba que estábamos en algún sitio de campeonato y no terminaba de llegar a jugar porque algo me lo impedía (no me funcionaba el coche para ir al campo, llegaba sin las botas, o me faltaba la equipación…), eran sueños que se seguían de un despertar angustioso…, si algún psiquiatra sabe qué puede significar esto que lo explique.
Por otro lado, a lo largo de la pandemia la noticia de la enfermedad del pilar hegemónico de la defensa, líder indiscutible y Michael Jordan de la BAMM, nos hacía sufrir por él y al mismo tiempo estar preocupados por su pronta recuperación y desear con todas nuestras fuerzas poder volver a verlo dando patadas a un balón a nuestro lado. Él mismo, con su energía vital indescriptible, se encargó de tranquilizarnos y dejarnos claro que él está en la BAMM y que nos dejemos de mierdas. Posteriormente hemos podido ver como su valentía y fortaleza ilimitadas le han hecho seguir con su vida laboral y familiar, entrenar más si cabe que antes, sacar un proyecto muy importante adelante y participar no en uno sino en dos campeonatos con sendas victorias.
Como decía al inicio, este escrito es sobre emociones, y sobre la que se generan entre personas a las que aprecias y te hacen sentir miembro de esta familia que es la BAMM. Para los recién llegados me gusta pensar que ir a este campeonato de España podría ser algo así como experimentar de verdad si «era real o no» todo esto que los más «viejóvenes» no hemos dejado de alabar y que podría haber sido mera propaganda, se les veía ilusionados y centrados, y de ahí su maravilloso rendimiento. Para los «ya asentados», que llevan algunos años jugando, viniendo a campeonatos, estaba esa emoción supongo yo, de tener más galones y saber que tienes más responsabilidad, para los que somos más veteranos, y en este caso hablo por mí, estaba el emotivo sentimiento de volver a reunirte con lo que antes cada año esperabas de forma ansiosa, y que por un tiempo creí que quizás no volviera a vivir.
Qué duda cabe que están incluidas en estas tres “categorías” de miembros de la BAMM personas que no han podido venir por unas cosas u otras a este campeonato, pero que han vivido con la misma intensidad que nosotros los partidos y la emoción del brillante torneo disputado.
Hemos echado de menos a los nuevos que han estado entrenando pero que están por debutar y tendrán su oportunidad seguro, a los “asentados” que no han podido venir y a los veteranos que antes siempre han estado ahí y muchos van a querer volver a estar y que volverán seguro, visto lo visto. Se ha extrañado a Juli, a su calidad humana y futbolística, ese hombre que te marca un gol desde el círculo central del campo o te relata los entresijos de la política económica mundial. Por supuesto, a Juanma y su guante en el pie (malditas OPEs), igual que a Miguel, ese puñal por la izquierda, que con una lesión a ultimísima hora no pudo estar con nosotros. A Marín, como elemento que da firmeza, confianza y transmite serenidad, a Mesones y su conocimiento y pasión futbolísticas (estos psiquiatras y sus historias otra vez, mira que organizar un congreso ese finde…), a Peri (cómo te hemos extrañado crack, con el recuerdo del mundial de Méjico tan reciente), a Brusadin y su aplomo y saber estar en todo momento, y a Simón, porque es en estos campeonatos, esa pieza del equipo que es tan esencial como un manager de una banda de rock en una gira. Sin olvidarme claro, de los Sarabia, Ramón, Marcos y otros grandes veteranos ahora apareciendo en las ocasiones marcadas.
Los que estuvimos… qué puedo decir, de verdad que me emociono de recordarlo todo. He visto a tres mediocampistas (Edu, Pano y Dani) parecer el mejor tribote del Madrid de este año (que me perdonen los atléticos y culés pero este año ha sido blanco y la referencia es la que toca), perfectamente orquestados y sincronizados, fríos y contundentes, ya hechos, dando lecciones de futbol. Los defensas: un “asentado” Jaime se ve curtido, hecho, siempre ayuda, mientras los recién llegados Juanjo y Gon me han dejado con la boca abierta por su garra, intensidad y calidad, como si llevaran ahí toda la vida, especialmente en los últimos dos partidos decisivos. Carlos y Guille Alías parecían dos centrales que no hubieran perdido un partido en toda su puta vida, una cosa de verdad inexplicable por lo bien posicionados, rápidos y centrados que se mostraron en todo momento. El señor Quique, que además de ser un portento físico incansable y demoledor, nos ha hecho reír con sus Apps lo que no está escrito. Y lo de Saorín es de “aplauso lento”, un tío con una calidad impresionante, que viene a intentar suplir al mejor central y líder de la defensa de la BAMM de todos los tiempos por unos días de forma coyuntural, y que el pobre se lesiona (y de gravedad) a los pocos minutos de entrar, y se deja los putos cojones como si estuviera en el campo con el resto del equipo, eso ya es liderazgo de por sí.
Dentro de los ya afianzados, en fin, que deciros del MVP (inesperado por él, ejem, y por muchos) del campeonato, Guille “estrangulador” Litrán es pura potencia y todo coraje, un competidor de la cabeza a los pies, un ganador. Pascual ha demostrado que sea por los extremos o de guardameta tiene un porte y unos huevos como un toro de miura, saliendo a sustituir a Alex (con su envergadura bajo los palos y esas lanzadas a los lados en los penaltis que le han hecho un mito) por la maldita lesión, y Pepecu como siempre, su gol, su carrera, su trabajo calladito, dando el aire al que lo necesita y corriendo como un jabato.
Y los veteranos… de Vladi, qué voy a decir, el mejor central que ha habido en la historia de los campeonatos y de la BAMM, el Kaiser, el Jordan que te motiva pegándote un zurriagazo cuando ve que no estas con los sentidos al 200%, y que lamentablemente solo pudo estar ahí un par de partidos por la limitación actual y las circunstancias. El Gran Capitán, en modo Del Piero, los músculos envidiados (aunque muchos no lo reconozcan) de la mayoría de la BAMM, hablando antes de cada partido en el corro de jugadores, dentro del campo con su juego y sacrificio, su lectura y su trabajo sin balón, y después sabiendo lo que un líder tiene que decir cuando se ha ganado o se ha perdido un partido. Pepelu marcándose unos partidos de baile de salón de los que sólo un superclase como él puede hacer, dirigiendo y haciendo bailar a los que le rodean. Juanjo, hecho una «bestia parda», pero sobre todo concentrado y en modo competición, imbatible e imparable por la derecha, necesitaba dos bandas para él. Pablo como siempre, el trabajo duro y la fortaleza de cabeza y de personalidad, se come a tres centrales poniéndose de espaldas a ellos y sale para donde tiene que salir. Richi y su sacrificio para poder estar con nosotros a pesar de que la distancia y las circunstancias le han impedido estar entrenando lo que a él le gustaría, te necesitamos dentro y fuera de Murcia y del campo, hermano. Alca es el alma de la BAMM, insustituible e imprescindible, necesario para todo aunque él a veces no parezca saberlo, dando estabilidad, dando lecciones de veteranía (habremos jugado menos, Alca, pero teníamos que estar ahí, león). Mi tocayo Nacho, resulta que el resto de los equipos han suspirado al ver que un delantero centro impresionante no ha jugado, pero se ha dejado los dedos literalmente haciendo que las piernas nos funcionaran.
Y el míster, grandísimo, un hombre tranquilo, un señor que aguanta estoicamente las taladraduras de oreja de todos sus “chiquillos” nerviosos que le dicen lo que tiene que hacer, cuándo hacerlo y cómo y cuándo se ha equivocado, pero no lo bien que gestiona y une, pues intenta siempre contentar a todos sin dejar a nadie insatisfecho, eso es ser un BAMMER de lujo.
Y ahora hablo por mí, me eché a llorar cuando terminó la final, iba de un lado a otro sin saber a quién abrazar más fuerte, estaba en una nube, fue un llanto franco de satisfacción por lograr lo que tanto deseaba, por sentirme parte de lo que tenía a mi alrededor, por el componente emotivo de que Vladi no pudiera estar allí con nosotros en ese momento (la videollamada avivó aún más mis lágrimas, era tenerlo allí en ese momento, era mágico), por la satisfacción de ver que nuevas perlas se están uniendo a este collar y lo mantienen como un joya perfectamente engarzada. Como nuevos hijos que se incorporan a esta, nuestra familia, la BAMM. Por el placer y la ilusión de haber sido parte otra vez, la octava (y en mi caso con el añadido de haber ganado con los veteranos la Copa Master de Europa un mes antes) de esto tan bonito que tenemos y vamos a seguir teniendo por mucho tiempo.
En un análisis el otro día, decían tanto Vladi como Nico, lo yo creo que nos hace campeones: en este equipo, nadie es un profesional del fútbol, pero todos nos dejamos los huevos por intentar estar donde hay que estar cuando hay que estar, por ayudar al compañero en el cruce o en nuestra posición, por aprender de quienes nos enseñan, por estar ahí buscando las putas sales para Pano, pijo, aunque no sepamos qué pijo quiere decir. Eso nos hace grandes. Eso nos hace ser la BAMM. Somos una familia y me siento una de las personas más afortunadas del mundo.
Y todo esto, sin sede.
Ignacio “Wey”, número 2 y uno de los actuales capitanes de la BAMM. Este año me voy a poner más toro, pero trabajando potencia y velocidad, así que no os confiéis.